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Curauma, Valparaíso, Chile
Ingeniero en Informatica de la Universidad Tecnica Federico Santa Maria. Tambien tiene estudios de Ingenieria Comercial. Actualmente tiene su propia empresa consultora especialista en localizar soluciones IT, principalmente en el ambito ERP y RRHH, estableciendo alianzas con reconocidas marcas del mercado.

lunes, 14 de septiembre de 2009

El organillero

Un sol radiante templaba poco a poco un Domingo primaveral y el rocio de las flores que se secaba emitiendo un vapor muy agradable. De fondo se escucha una musica armoniosa, los sonidos acordes al movimiento de los remolinos de colores, y el loro "Jeremias " cantando. Era el organillero. El mismo personaje ya bien avanzado en los cuarenta, que llegaba todos los Domingo por las mañanas a la misma plaza a tocar las melodias con las cuales soñaba todos las noches. Para el, era un regocijo indescriptible ver a los niños alborozados jugar a su alrededor, meneando sus pequeños cuerpos de criaturitas al ritmo de la musica que el desarrollaba.

Inevitablemente tenia un favorito en su fiel publico dominical, un niño de 4 años de nombre "Matias", quien siempre era el primero en llegar y quien junto con saludar tal cual una ceremonia, se iba directo a los columpios de la plaza, esperando a que se incorporaran sus otros amiguitos, donde "Juan Manuel", "Dieguito" y "Sofia" eran los de siempre. El organillero, el personaje anonimo, los miraba con felicidad y les dedicaba con ansias las mejores melodias musicales que el organillo era capaz de reproducir, moviendo incansablemente la manivela en compañia de los canturreos de su compañero Jeremias. Era la tradicion de todos los Domingo por las mañanas, donde la plaza se llenaba de colores y de melodias que endulzaban de tranquilidad y placer a toda la localidad.

En eso, el niño Matias se le acerca...

Matias niño: "Tio, tio... me gusta tanto tu musica... prometeme que nunca te iras... prometemelo por favor !!!"

Organillero: "Tranquilo hijo, que no me ire de aqui... siempre tocare para ti y tus amigos... te lo prometo"

Durante varios años, era episodio de todos los Domingo ver a este joven caballero compartir sus sabrosas melodias de su organillo con "sus niños" como los llamaba cariñosamente. El era capaz de postergar cualquier plan familiar con tal de cumplirle a "sus niños" y regalarles felicidad con lo mejor sabia hacer. No era mucho lo que retribuia economicamente su oficio, pero la dicha de ver a "sus niños" bailar y jugar en la plaza, y reirse con sus gestos acompañados con los desafinados canturreos de su loro Jeremias, sin duda que lo complacian plenamente y eso valia mas que cualquier dinero.

Sin embargo el tiempo paso, al momento que al organillero le salio un traslado a otra region. Claro, el tenia su trabajo formal durante la semana, donde se dedicaba a remachar las planchas metalicas en las reparaciones de los artilleros en el puerto, y la oportunidad laboral que le aguardaba no podia despreciarse. Junto a su familia, con sus tres hijos academicamente prometedores, se traslado y comenzo su nueva vida. Se mudo con todo lo que poseia incluido su organillo, el cual guardo celosamente en su nueva bodega, junto con sus posesiones materiales mas valiosas, para quedarse casi en el olvido.

Transcurrieron los años y nuestro ex-organillero se acogio al beneficio de la jubilacion en su trabajo. Sus hijos ya mayores habian emprendido sus propios rumbos en otras latitudes, por lo tanto de un momento a otro se quedo sin hacer nada. Era el tiempo de volver, y asi lo hizo. Junto con la unica compañera que quedaba en su vida, su esposa, tomo nuevamente todas sus cosas y volvio a la ciudad-puerto donde se habia formado y de paso, donde las hacia de organillero los fines de semana.

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Fascinado por volver donde pertenecia, tomo el organillo, lo limpio cuidadosamente y comprobo que las melodias que este emanaba aun se conservaban intactas. Emocionado, recordo su promesa y se decidio a volver a la plaza donde hace varios años tocaba para esos felices niños que jugaban en la plaza, recordando especialmente las palabras que tuvo con Matias.

Ese primer Domingo despues de mucho tiempo, el viejo organillero se vistio con su mejor traje, y no se incomodo por el hecho de no contar con su compañero plumifero "Jeremias", muerto de viejo hace ya varios años. Entusiasmado, se fue a la plaza y cuando llego, noto todo muy distinto. Los columpios desarmados, balancines destruidos y los hermosos jardines verdes de antaño solo eran mastizales secos rodeados de tierra. Ignorando el desolador panorama, se puso a tocar, ensayando las melodias que por tantos años toco. Pero algo extraño sucedia, pues pasaron un par de horas y ningun niño habia salido de sus casas... A pesar de ello, el organillero seguia solo tocando y tocando, aunque este ambiente sombrio lo tenia muy entristecido.

De pronto aparecio su niño regalon Matias, convertido en un joven casi veinteañero junto con dos amigos a quienes el viejo organillero reconocio como "sus niños", ya que eran Juan Manuel y Dieguito... Sin embargo, la mirada extraviada del joven Matias -drogado y alcoholizado tras una noche de juerga- denotaba otras intenciones... junto con blandir un baston improvisado, y sus amigos, vestidos descuidadamente con ropas rotas y muy sucias, botas cubiertas de argollas de acero, y armados con cadenas...

Matias joven: "Hasta cuando sigues con esa musica, viejo de mierda... no entiendes que queremos descansar ?"

Viejo organillero: "Hijo mio... que grande estas... me da mucha alegria verte despues de tantos años..."

Sin embargo, los oidos de Matias y sus amigos, sordos debido al mareo jadeante y cansansio, interrumpieron las palabras del viejo organillero, y comenzaron a golpearlo. Lo amarraron con las cadenas contra un arbol y comenzaron a castigarlo con odio y crueldad, burlandose y escupiendolo cuanto quisieron,... junto con destrozar su bien cuidado organillo. Tras algunos minutos de violencia y humillaciones que parecieron horas, algun sentimiento de misericordia se cruzo por la mente de Matias, ya que al ver al viejo organillero con los ojos inflamados y boca sangrando, casi inconciente, detuvo a sus amigos... y junto con liberar al viejo de sus cadenas le dijo: "Viejo infeliz, dos cuadras mas abajo esta la posta... largate con tu basura antes que te matemos... y que ni se te ocurra volver por estos lados". Y asi lo hizo el viejo organillero. Tomo lo que pudo recoger de las piezas de su organillo, y a duras penas cojeando, aturdido, logro llegar a la posta para ser atendido.

Una vez recuperado, la experiencia sin duda que fue traumatica para el organillero, quien opto por guardar en un baul las piezas de su destruido organillo y descansar, viviendo con humildad de la pension que recibia mensualmente, mas el aporte de sus hijos, ya convertidos en exitosos profesionales que vivian en el extranjero.

Pasaron los años, y el rostro del organillero se envejecio aun mas, cubriendose de arrugas y canas.

Un dia el anciano estaba buscando unas escrituras antiguas pensando en lo que podria ser su testamento. Accidentalmente dio con el baul donde habia guardado en el olvido las piezas del organillo. Al verlas apiladas todas juntas, inevitablemente se sumergio en un oceano de lindos recuerdos, y se decidio a repararlo como pudo. Demoro varios dias en restaurarlo, reemplazando y reparando las piezas que pudo rescatar. El organillo no logro el sonido original pero se defendia, aunque lo mas importante fue apreciar la felicidad del ahora anciano organillero, quien pudo con sus propias manos recuperar el instrumento que lo lleno de satisfaccion por años, junto con dar felicidad a sus niños que tanto queria.

En esos precisos momentos el viejo recordo la tortura que le propinaron por -de alguna forma- "interrumpir" el descanso dominical de "sus niños", despues convertidos en jovenes de alma roñosa y viciosa... pero se dijo a si mismo: "Durante tantos años he gozado mucho dando felicidad a los niños, llenandolos de musica... no quiero que ese trago amargo sean mis ultimos recuerdos del trabajo que mas he disfrutado en mi vida"... y se decidio a partir a la misma plaza donde toco durante años y donde mismo recibio la golpiza la ultima vez.

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El anciano organillero llego al lugar y vio con asombro que los juegos habian sido restaurados y los jardines nuevamente habian vuelto a embellecer, todo lucia esplendido como en sus años mozos. Eso lo animo aun mas para comenzar a tocar y asi lo hizo. Sus cansadas y arrugadas manos comenzaron a girar la manivela y desde el instrumento comenzaron a surgir los dulces sonidos que terminaron de colorear el lugar. Pasaron algunos minutos y el viejo se estremecio cuando vio llegar nuevamente a Matias... ahora convertido en un adulto joven, bien vestido, y acompañado por un hermoso angelito de unos 3 años, de su mismo nombre e identico a el cuando era pequeño... tambien aparecieron otros niños, algunos de ellos con sus padres, a quienes el viejo organillero reconocio como "sus niños" Sofia y Juan Manuel.

Matias hijo, feliz de ver al viejito encorvado tocando el organillo, comenzo a bailar correteando con sus pequeños amiguitos alrededor y riendo a carcajadas ante los cambios de melodias que el anciano hacia de adrede, gesticulando sus graciosas expresiones, las mismas de hace muchos años. Sin embargo, el anciano comprendio que los años no habian pasado en vano ya que comenzo a sentir cansansio en su aliento y algunos pequeños calambres en sus manos, por lo que decidio sentarse un rato a descansar.

En eso se le acerca Matias padre...

Matias padre: "Me resulta muy familiar su rostro y el sonido de su instrumento, caballero... lo conozco ?"

Anciano organillero: "No lo creo hijo, no he venido hace muchos años... quizas te estas confundiendo con otra persona"

Matias padre: "Estoy seguro que lo conozco, pues he visto a otros organilleros y solo ud me resulta familiar... pareciera que yo desde pequeño que escuche la melodia de su organillo"

Anciano organillero: "Alguna vez hace muchos años vine por estos lugares... quizas me escuchaste y de alguna forma esos sonidos quedaron grabados en tu mente"

Matias padre: "Seguramente eso ocurrio... lo veo agotado, señor... seguro que se siente en condiciones de seguir tocando ?... quizas deberia estar descansando en su casa... quiere que le traiga un vaso con agua ?"

Anciano organillero: "No gracias hijo... no tiene importancia mi cansancio, hijo mio... lo unico que me complace es ver nuevamente a los niños felices y jugar a mi alrededor... es lo unico que me alimenta y mantiene vivo como ha sido hasta ahora"

Matias padre sintio una dosis inexplicable de compasion, pero por sobretodo un gran aprecio por el noble anciano. Le palmoteo cariñosamente el hombro animandole a seguir tocando, y asi ver la felicidad de su hijo escuchando esa melodia que le resultaba tan familiar... El anciano, feliz, se levanto y comenzo a tocar las mejores melodias que su instrumento era capaz de entregar a esos años...

Matias padre se invadio de muchas sensaciones de bondad y gratitud con el anciano organillero, vio a su hijo como corria y bailaba con las melodias, lleno de regocijo junto con sus pequeños amiguitos. Fue una mezcla de emociones recordar esa musica tan lejana, ver a su hijo y amiguitos disfrutar con los acordes tan armonicos y familiares que salian del refaccionado instrumento. Su corazon se lleno de felicidad empañando sus ojos de emocion hasta cerrarlos. Esto sin duda que era un regreso en el tiempo a los mejores Domingo de su infancia... que aun guardaba en algun lejano y recondito rincon de su mente.

PLF.-
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